Un respiro, un largo respiro era lo que necesitaba. Una desconexión total, un cable a tierra que me recordara las raices en las que fundé mi vida, mi caracter, mi entorno.
Caminé sin mayor prisa a mi primera escala, uno de mis oasis preferidos últimamente, encontrando allí esos ojos tristes acogedores y llenos de palabras alentadoras, abrazos apretados, besos tiernos. Ese lugar donde el tiempo parece detenerse trás charlas que casi nunca quieren terminar, donde la cama siempre me queda chica, donde siempre puedo dormir en paz y darme un respiro, un largo respiro.
0 reacciones:
Publicar un comentario