Me llamaste desde la ventana y me mostrate algo minúsculo que tenías entre el pulgar y el indice. Al llegar a tu lado me percaté que era una llavecita muy peculiar, muy chiquita, muy significativa. Te ahorré el discurso, la tomé, y dí por hecho lo que se venía... Aunque jugar a creer me era bastante complicado en esa época.
Aún la conservo en mi llavero, quizá en memoria de los viejos tiempos. Para no olvidar las promesas y las tontas apuestas que nos hicimos. Para no dejar que mi memoria me juegue una mala pasada y me quite los recuerdos que bien valen la pena conservar.
Es ahora sólo un trozo de metal, pero no perderá nunca su simbolismo, su valor, aunque ahora simplemente refleje amistad.
Aún la conservo en mi llavero, quizá en memoria de los viejos tiempos. Para no olvidar las promesas y las tontas apuestas que nos hicimos. Para no dejar que mi memoria me juegue una mala pasada y me quite los recuerdos que bien valen la pena conservar.
Es ahora sólo un trozo de metal, pero no perderá nunca su simbolismo, su valor, aunque ahora simplemente refleje amistad.
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