Cuando por fin creía que el mar se había dejado de bramar, cuando me dormía con una sonrísa, cuando ese tiempo diminuto que se mezcló con olores y recuerdos me llenaba la piel, cuando las puertas se comenzaban a cerrar y las ventanas a abrir para dejar entrar la luz del sol.. Justo cuando eso ocurría, un ensordecedor ruido abarrotó mi espacio, mi cabeza y todo tramo corpóreo. Un ruido ensordecedoramente silencioso..
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