Armo el plan, lo deshago, vuelvo a pensar en algo que hacer, lo deshago de nuevo. Me tomo la cabeza, la barriga, camino como león enjaulado dentro de mi pieza, miro por la ventana, pongo la alarma lo más temprano y reorganizo otro encuentro "casual". Deshago todo, nuevamente.
Lo miro dormir, lo miro sufrir, reír, viajar, correr entre la cuidad que no quiere devolverme ni una sola mirada. No sé qué ni cómo hacerlo.
Vuelvo a la cama, con mi pijama de niña buena, con un calvo "calentacamas", con un sin fin de preguntas que jamás serán respondidas.
Se terminó Abril, mi Abril, y no pisé la arena, ni el mar y no vi ni su silueta caminando a los lejos.
Mientras trato de dormirme entre unos brazos que hasta dormidos me apretan fuerte, me doy cuenta que debo dejar de atraer lo que está fuera de mi dominio. Ya basta, fue suficiente. Sé que nada hará que deje de odiarme a ratos, que desee no haber sido tan inmadura, pero de no haber sido así, no estaría abrazada a quien nadie le hará el peso jamás, nunca nadie me querrá tanto como él. Nunca nadie le llegará a los talones, nadie me conocerá de esa forma.
Pero lamentablemente nunca podré ser quien desea, nunca podré retribuírle el cariño, no seré jamás quien necesita. Sin embargo, seguiré dejando el espacio necesario para esas charlas, risas y eternos momentos que parecen llenar cada rincón que quedó vacío. Ese espacio que era sólo mío, y ahora es de "nosotros".
Lo miro dormir, lo miro sufrir, reír, viajar, correr entre la cuidad que no quiere devolverme ni una sola mirada. No sé qué ni cómo hacerlo.
Vuelvo a la cama, con mi pijama de niña buena, con un calvo "calentacamas", con un sin fin de preguntas que jamás serán respondidas.
Se terminó Abril, mi Abril, y no pisé la arena, ni el mar y no vi ni su silueta caminando a los lejos.
Mientras trato de dormirme entre unos brazos que hasta dormidos me apretan fuerte, me doy cuenta que debo dejar de atraer lo que está fuera de mi dominio. Ya basta, fue suficiente. Sé que nada hará que deje de odiarme a ratos, que desee no haber sido tan inmadura, pero de no haber sido así, no estaría abrazada a quien nadie le hará el peso jamás, nunca nadie me querrá tanto como él. Nunca nadie le llegará a los talones, nadie me conocerá de esa forma.
Pero lamentablemente nunca podré ser quien desea, nunca podré retribuírle el cariño, no seré jamás quien necesita. Sin embargo, seguiré dejando el espacio necesario para esas charlas, risas y eternos momentos que parecen llenar cada rincón que quedó vacío. Ese espacio que era sólo mío, y ahora es de "nosotros".
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