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welcome

Cada uno posee el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa..

Esta vez

Las frases fueron sencillas y claras. Necesitaba una de esas charlas mirando el techo, riendo, llorando, o incluso, por raro que parezca, en total silencio. La carga de sensaciones que sólo él podría entender era demasiado grande para poder conciliar el sueño. Pero su respuesta fue la que siempre da quien no logra ver más allá de su propia nariz. Colgué, lloré un rato frente a la ventana, me lavé la cara, me acosté, y decidí ser yo la que abandona esta vez.

Roro

La última hora, esa era yo, como siempre. Entré sin mirarlo a la cara. Me senté sin decír palabra alguna, me puse la toalla y acomodé la luz. Cuando me dí cuenta que Blanquita salía de la sala, lo miré buscando sus ojos. Sólo entonces me percaté que algo no andaba bien. No sólo había omitido el saludo, sino que cualquier otro tipo de contacto. Cruzado de brazos, con las manos escondidas bajo estos, miraba hacía afuera. Tenía los ojos hinchados, no se había afeitado, lucía horrendo. Mi aspecto similar terminaba la postal del horror-insomne. Pasaron varios minutos silenciosamente, hasta que me miró fijo y dijo; -"La Cata se fué" Tan sólo esa frase logró articular antes de dejar caer unas lágrimas huérfanas al mismo tiempo que desviaba la mirada hacia el ventanal. Por reflejo hice lo mismo. Afuera, las ramas del gran arbol ululaban gráciles con el viento. Traté con toda mis fuerzas deshacer el nudo doloroso y creciente de mi garganta, que arremetía con hacerme reaccionar 'explosivamente'. Quería decirle que ahora tendría que lidiar con el valor de lo perdido, pero me era imposible, no sólo por el nudo, sino también porque mi estado era casi el mismo. No había nada que hacer, nada que decír. Se acercó haciendo rodar la silla y tomó mi mano. Tiritaba, estaba frío, y no había parado de llorar. Le pedí que no trabajara más y nos fuéramos a tomar un café. Asintió en completo silencio y con suma calma, tomó sus cosas, se despedió de la asistente y se dirigió al estacionamiento. Yo, detrás, le seguía callada. El día se acababa, el sol desaparecía, y el ambiente se enfriaba rápido. Estoy segura que tan rápido como, un día antes, se nos había enfriado el corazón.

"Eso"

No existe lugar hacia donde correr, esconderse, ni tratar de escabullirse de ningún modo. Siempre está en todo, y nos alcanza hasta en los recodos más inhóspitos de nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestra alma. Somos sus esclavos, nos domina a su antojo, y aunque nos digamos mil veces que ya fue suficiente, algo dentro de nosotros se retuerce hasta demostrarnos que jamás se irá. Es como un virus que entra y sale de nuestro sistema, haciéndose cada vez más fuerte, más y más fuerte. Lo más curioso, es que nos dejamos llevar, pensamos que tal vez algún día, las cosas cambiarán convirtiéndose en lo que siempre soñamos. Pero dentro de esto, hay momentos que nos elevan hasta las nubes. Hay instantes en los que quisieras detenerte para siempre. Horas que parecen esfumarse en un abrir y cerrar de ojos, enseñándonos que la vida se puede vivir al máximo en un par de ínfimos minutos. Segundos que lo son todo mientras miras sus ojos. Se hace presente cuando nuestro cuerpo y nuestra mente parecen estar de acuerdo con todo movimiento, con toda elección impulsiva. A veces, pese a todo, es necesario vivirlo y vale la pena el esfuerzo, el llanto, los momentos eternos de espera, sólo por esos otros momentos sublimes que parecen llenarlo todo, absolutamente todo

Mujeres (re-edición)

Se dice que somos el sexo débil, que tendemos al neurotismo y que el sentimentalismo rodea todo lo que hacemos. Que podemos manipular al sexo opuesto sólo con un movimiento de caderas (o un poco más). Pero hay mucho más que concierne a ser una fémina. Como esa maravilla de poder engendrar vida dentro de nosotras, y ese particular sentido maternal. O esa fuerza que derrotó a grandes personajes masculinos, y que nos dió el poder de sufragio, de un lugar en medio de un mundo machista y que, hoy por hoy, significa igualdad política, social y laboral. Somos las que consolamos sin esperar retribuciones, somos amigas, hermanas, madres, hijas, novias, esposas. En cualquiera de estos ámbitos nunca dejamos esa escencia que enamora, excita, cautiva y atrapa a los tan superficiales hombres. Somos el complemento de ellos, y a su vez, ellos son el nuestro. Cuando un hombre ama a una mujer, libera todo su lado sencible, y es por la fuerza de ellos que nos armamos de valor. Estoy orgullosa de que mis genes hayan sido xx, porque pertenezco al grupo que hoy conmemora su día. Un saludo y muchas felicidades a todas las mujeres.