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welcome

Cada uno posee el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa..

Predicción I

Me asusta el hecho de pensar que tenía razón. "Todo cae por su propio peso" dijo y me pareció que sabía mucho más de mi que yo misma. He visto cumplirse una a una sus predicciones, y la última que oí ese día domingo nublado, es la que más me aterra. No porque sea algo desconocido, sino muy por el contrario, ya he(mos) (con)vivido con aquella situación, y no importa cuán drástico puedan ser los cambios, es esa sensación obscena de dolor·remitido la que me molesta. Esa manía por recordarlo todo, que absorbe pensamientos, lugares y momentos. Es el tiempo invistiéndome por cada uno de mis costados, dejándome inmóvil, callada, sola. Aunque se confronta con ese rincón que lo recuerda absolutamente todo, y entonces libran una batalla tras otra. Siempre gana la misma parte bondadosa, siempre hay chances y nuevas páginas limpias. Pero según supe, queda poco tiempo para que la gravedad haga su trabajillo final. De no ocurrir así, podré decir que le doble la mano al destino, o al menos esta vez hice bien mi parte. O más bien dejé de hacer mi nO·parte..

Finales

Nunca sabes exactamente lo que significa,nunca entiendes a ciencia cierta cuales son los finales. De hecho hay puntos en el espacio que te indican cual será el tuyo, pero así y todo, eres incapaz de vislumbrar el final del camino. Estás ahí, al pie del precipicio, peor todavía no te das cuenta que te vas a caer... Locura? Desconexión del mundo real? Despistado? Desinterés?
Quizás no sea nada de eso, o tal vez lo sea todo.
Me declaro incompetente, no conozco nuestro final, pero me mata la idea de poder pasar el final allá...

O·lor

A veces apostaban cuánto podía aguantar sin mirar·LO, otras (la mayoría de ellas) simplemente buscaban a una víctima que no creyera posible el hecho de adivinar su entrada.
Hasta hoy, años después, no entiendo cómo rayos es factible lograr sentir desde lejos su presencia. Poder oler, sí, oler·LO. Es enloquecedor buscar aquel olor en todo lugar y momento. O que en esos segundos que suceden besos y abrazos, quede todo impregnado a él, y todo no implica sólo lo físico. Que ese todo cobre sentido, y se vuelva razonable lo irracional. Que signifique sentir y reaccionar. Que logre hacerme dormir, sentir seguridad, mirar más allá sólo porque así debe ser.
Quizá es psicológico, pero podría atreverme a especular que nací con un sensor sólo para ese olor.. su O·lor.



nO·tiempo's

"Abrázame hasta que duerma, por favor". Me acurruqué a su lado y pensé que no existen los momentos sin motivo, no hay cosas suficientemente bizarras para burlar el sentido obvio de las cosas. No podía pedirle que se deshiciera de su pasado ni de su muy buena enciclopedia·redactora que tiene aún abrazada bajo la almohada. A lo lejos podía ver a Lukas dibujando laberintos, ascensores y las interminables escaleras de Valparaiso y anhelé estar ahí en medio del olor a mar y el cielo nublado.
Hay un punto ciego entre la consciencia y los sentimientos cuando la ausencia se hace patente, y es inútil mirar hacia atrás y creer que se puede super·proyectar a un futuro improbable. De todos modos había una cierta luz al final del pasillo que ayudaba bastante, e iluminaba los rincones que poco a poco iba descubriendo a medida que mis ojos se adaptaban a la incierta oscuridad. Conquistando recuerdos concilió el sueño en un par de minutos, y despierta a su lado soñé que las cosas mejoraban tanto como para dibujar una sonrisa a solas, para mi, para todos. Silenciosa me moví hasta el umbral de la puerta, algo había cambiado significativamente desde hace pocos días, y lograba ambientalizar la casa con una calidez entrañable, a tal manera que apagué todas las luces y me senté en el piso a observar la cuidad. Silencio, oscuridad, podían llevar las horas lejos y dejar sola a la mente circulando por territorios que antes no se atrevía a cruzar.
No recuerdo en que momento Matías se sentó a mi lado y terminamos hablando de la constante chance de poder cambiar las cosas, de hacer algo, de luchar hasta el final aunque se crea algo absurdo, o incluso de dejar de lado lo que crees es todo para ti. Siempre hay alguien dispuesto a enamorarte para ayudarte a recordar que tú lo estás mucho más de otra persona. Siempre hay tiempo para todo, hasta para darse cuenta que no tenemos tiempo para nada..

De cuento y cuello

Entré al bagón y miré hacia arriba. Un cuento estaba justo sobre mi cabeza por lo que elongué lo que más pude el cuello mientras leía. Cuando terminé de leer no sólo me dolía la cervical, sino también algo dentro mio se revolvía y pareció doler. Dolía como esas cosas que suceden casi por arte de magia, por coincidencia, por azar, por destino, por fé, por amor, por cuea'.. por lo que sea. Esas cosas que te descalibran el día, la semana, la vida..

Estar

Qué pasa cuando estás? Qué es lo que significa ser? En el transcurso de los sueños, en el camino de las vidas, en el misterio de la oscuridad o en el mismo amanecer, se ve lo que somos, lo que escondemos y lo que nos deja en la libertad de sentir.
Tú estás aquí, porque la fuerza del destino me permitió verte, o yo soy porque el cielo grito mi nombre.
¿Te conformas con el sólo hecho de estar? Yo estoy ¿y tú?

Quisiera


Quisiera poder no enterder, no leer, no sentir, no recordar. Quisiera no tener las respuestas a lo que pasa, ni saber que camino tomar. Quisiera que nadie se moviera de su sitio, que no me dejaran sola como lo están haciendo. Quisiera no darme cuenta que todo tiene sentido ahora. Ahora que no sé como mierda re·comenzar..


Lo ves?

Cada momento contiene los momentos futuros,
sólo que no podemos descifrarlos.
Es al mirar hacia atrás
cuando la composición oculta de las cosas
se hace patente, y en ese instante
nos decimos que todo ha ocurrido de la forma que tenía que ocurrir.

Cada instante contiene un lado oculto
que sólo los más valientes se atreven a explorar..



Iñigo 05'

Amores hay muchos; los que se profesan a primera vista, los que nacen después de años, los que están presentes y dejamos escapar por miedo, los arrebatados y pasionales, los pasajeros. Pero también encontramos aquellos alimentados de esperanza; los a distancia. Es este último el que vivo cada día al leer cartas o mensajes. Que correspondo aún sabiendo que tal vez estoy haciendo mal. No entiendo si las palabras puedan estar cargadas de utopía o falsas ilusiones paupérrimas. Pero me gusta saber que hay alguien que espera por mi en algún sitio apartado de mi realidad cotidiana.
Mientras mi esposa duerme plácida, yo escribo. Sé que sopesa mi pasado, y en alguna medida me siento atado a él. Ilusiono a distancia con encuentros que le causaran dolor, pero ella sabe perfectamente que le pertenezco desde que dije "Sí, acepto". Ocultar puerilmente estos textos es inútil, ella accede a todo sin que yo me entere. Y más aún, finge no estar enterada. No sé si podré por ahora acabar con esto.
Estando consciente de cuanto pesa en mi conciencia, y en mi presente, leo y reenvío. Siempre a la espera.
El amor se adormece en mi memoria, en mi disléxico corazón.
Es hora de terminar con esto. Dejar que la vida de casado me llene y haga feliz. Porque no es que no lo sea, pero es tiempo de tomar decisiones.
Hoy, seguro, opto por la mujer de mi vida; mi señora.



Desencuentro del alma


"El problema del amor es que es casi inseparable de la vida misma. Entonces, como resistirse al juego de conocerse, de tocarse el alma, de añadir al cuerpo como peligroso contrabando, de adivinar al otro, de adecuarse, de creerle... o mejor seamos sinceros... de creerse uno en el otro. Ese es el pavor. Nadie quiere una gota de riesgo ni dolor. Es el signo de los tiempos. Que nada nos toque! Ese es el nuevo concepto de salvación en esta modernidad arrolladora."

El dilema crucial del nuevo siglo; el desencuentro entre los dos sexos. El sitio de la pertenencia profunda debe buscarse en el contraste de la estación del cuerpo y el lugar del alma. Sabes dónde está ahora tu alma?

De Adiós a Tal vez

"Ven siéntate a mi lado, hablemos un momento, tengo algo que decirte que tú debes saber.." Así comienza la canción mientras todos tomaban sus respectivos asientos. Mi trozo estaba aún lejos de ser entonado, por lo que tuve tiempo suficiente para pensar en cada rostro que veía. "..Implore que te quedes a mi lado.." Ninguno de los presentes tenía ánimos de suplicar y mucho menos de tomar en cuenta lo que estábamos sintiendo al cantar. Pero no debería asombrarme, porque de eso estamos hechos; de fibras poco elásticas. Cada día más y más atrofiadas. "Es más fácil olvidar y no soñar jamás.."
Luego de un par de horas, y con ropas más cómodas, pianista y corista conversábamos en la azotea humeante por las brazas aún prendidas.
Ninguno deseaba volver a casa, existían ciertas cosas que impedían el libre movimiento, y no era precisamente el frío. Llegamos a varias conclusiones antes de vaciar la botella de sour, entre ellas, que la frase que tanto nos costaba dejar disonante, era sin duda en la realidad, la más complicada también.
Como consejo mental dejamos todo tal cual estaba. No había nada que hacer, el tiempo se (des)gasta, y las fuerzas se habían consumido en un par de mi, sol, re.. Había que descanzar.
Proponiendo retirada, y tal vez sin entender que sucedía (no del todo) cantamos una última vez. "Para decir... Sólo tienes que decirlo" y sonó desafinado, como siempre..
-Oye!
-Dale, de nuevo?
-Sí, pero otra, por si sale. Esta vez Asignatura Pendiente.

Número de Registro


Después del largo día, recorrer el largo pasillo vacío parecía ser mucho más tedioso de lo habitual para la joven. Se oía música desde el fondo, esa música que tanto relaja a la gente cuando siente que hasta el alma le pesa.
Entró y vió a su compañero jugar con un avión de papel. Estaban solos, la hora de salida había pasado hace varios minutos y nadie disponía de tiempo extra para regalar, excepto ellos, que aún tenían algo que concluír.
-Por fin! -dijo cuando la vió traspasar la puerta de vidrio-. -Lo conseguiste..?
-Sí.
Pese a tener una pieza importante dentro del caso, las facciones de la muchacha no hablaban de satisfacción, muy por el contrario, denotaban algo más que tristeza. El tipo de la camisa·negra·perfecta sacó del cuarto de historiales una gran maraña archivada de papeles de todo tipo, colores, tamaños, pero todos con el mismo olor.
-Ok, muy bien. Dame el número de registro.
Ella le entregó un sobre pequeñísimo y se sentó en el sillón aireado.
-Mierda! Era... lo que creías.
La música cesó, los movimientos se congelaron. Se sentó a su lado y jugueteó nuevamente con el avióncito, nervioso, como nunca antes.
-Y el registro oficial, qué número tenía?
-Al azar, no significaba nada.
-Qué harás?
-Un último viaje. Definitivo y decidor.
-Segura?
-Sí, estoy demasiado cansada de hacer las maletas y después tener que deshacerlas.
-Supongo que no te veré en mucho tiempo.
-Tú sabes muy bien cómo encontrarme.
Con el avión aún en la mano se puso de pié para guardar el expediente, quizá por última vez. Por protocolo, y dadas las cirscunstancias, debía poner una última página blanca y vacía.
-No. Pon una de estas. -le dijo señalando una caja con hojas de colores.
-Interesante color, eh?
-Y déjalo con código bloqueado.
-Más interesante aún, con eso sólo uno podrá abrirlo. Pero tendrás que esperar, porque debe ser el consecutivo coincidente.
-Lo sé.
-Eeeeh, hay un detalle, cuando se cierre se volverán a repartir carriers, por lo que podrían, aunque muy en contra de las estadísticas, caer de nuevo los mismos.
-Eso también lo sé. Aunque está fuera de la estadística la no·coincidencia, verdad?



Dos horas

Mezclando risas y llantos dejé mi bolso sobre uno de los sillones traga·estudiantes. Él con su notebook jugueataba mirando de 'esa' manera a la preciosa golita. Me tiré al lado del pelao y me quedé de frente al ventanal con el sol alumbrando suave y templadamente mi rostro. "Los niños ya se fueron" me dijo Gón, cuando se dió cuenta de mi presencia, y no moví un sólo músculo en respuesta. Escuché que íbamos a encontrarlos y agarró mi bolso y partió. Era raro verlo tan 'feliz', pero me alegraba el día con su sonrisa regalona. Después de varios pasos en silencio le pregunté cómo marchaban las cosas, a lo que respondió con un determinante 'no pasa nada'. Aún no sabía muy bien como abordarlo, por lo que deshice mis pensamientos y seguí caminando a su lado, y estoy segura que agradeció mi cautela. Caminábamos entre sonrisas y huevos de chocolate rellenos, por un paseo atestado de sol, perros vagabundos y estudiantes fumando algo más que cigarrillos.
La dos horas pasaron agradablemente fotografiadas, y me permitió encontrar ese trozo de explicación que necesitaba para continuar haciendo ciertas cosas en silencio y sólo para mi. A veces las personas merecen ser acompañadas, no importa lugar o momento, pero también necesitan de la soledad, del silencio, o de una tercera persona que los 'acompañe a estar solos'. No sé si será amistad un tanto extra·programática, o quizá es el sólo hecho de preservar ese pequeño huequito entre todo el quehacer diario de cada uno, de los cuatro, de los de los ocho que fuimos hoy. Es una extraña combinación de caracteres ingeniosamente moldeables, que por una muy particular historia se conocieron, y ahora, no pueden dejar de hablarse, aunque el tiempo, la distancia y los compromisos personales sigan siendo un punto de choque.

Crece

Estacioné el automóvil frente a los departamentos, y le dije que bajara. Caminó lento, como saboreando los pasos amargos, tardando mucho más de lo usual en llegar al portón de madera moro, pero tenía la misma cara de inercia al mirarla. Creo que nunca sabré exactamente que hablaron, ni me interesa tampoco, pero aún sigo creyendo que fue una estupidez épica. La abrazó y besó por última vez y la magnitud de las emociones pareció invadirme incluso dentro del automóvil. Cuándo lo ví caminando de regreso, salí a encontrarlo. "Vámonos" y su voz pareció congelar la escena, en la que yo continuaba en movimiento normal y él en cámara lenta. "Es lo mejor, para ambos" dijo mirándome ausente. "Eres un idiota, un maldito idiota enamorado, incapaz de sobrellevar la distancia, acéptalo! Ve por ella!" y casi al mismo tiempo de terminar de hablar, pude notar su respiración cambiando a mil. "No puedo" y bajó la vista derrotado, "No es que no puedas, es que no quieres que las cosas cambien, te encanta tenerla 'ahí' cerca, sabiendo que te pertenece". Volvió a repetir que nos fuéramos, y subió al auto.
Entre nosotros el silencio sólo se veía interrumpido por el sonido del motor, hasta que lo rompió con un "La Amo". Frené de golpe, molesta, casi llorando de impotencia, y gritando dije "Cómo puedes? Sábes cuánto duele una mentira de estas? Si decidiste por una, espero esta vez cumplas y termines con este juego, con esta farsa".
Poco antes de llegar me preguntó si creía en las casualidades, entonces recordé la frase "Nada existe por casualidad, sino por causalidad" y contesté que aquellos que creían en las casualidades eran unos cobardes que no enfrentaban sus 'destinos'. De improviso me detuve y compré agua embasada y se la entregué oscamente poco antes de bajarnos en nuestro destino, "tóma, lávate la cara, tienes que continuar, se acabaron las lágrimas, las mentiras y esa insana costumbre de no querer decir adiós, crece. Y hazlo pronto, que tu novia está por llegar".