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"La separación te deja más consciente. Los dos sabemos que sin el otro nadie se muere y que puedes seguir con tu vida. Quizás no vas a ser tan feliz, pero vas a poder seguir viviendo sin el otro. Es mejor con el otro, pero no es una cuestión de vida o muerte. Es saber que sin el otro se puede vivir. Es un poquito más triste, eso sí. Yo prefiero estar con ella, pero es una elección. No sientes que estás casado ni por obligación, ni por el qué dirán, ni porque 'en el fondo estoy súper agradecido y voy a seguir con ella porque no sé cómo lo haría de otro modo'. No hay un vínculo que no sea estrictamente afectivo, no hay nada que amarre al otro. Te diría que ni siquiera los hijos, porque tampoco los hijos son garantía de que vas a estar con el otro toda la vida. Lo único que te garantiza eso, es estar feliz con el otro, y el día que dejemos de ser feliz con el otro, nos vamos a separar"